Comunicación

La vida y la muerte están en manos de la lengua; aquellos que la amen comerán de sus frutos. Él que ha encontrado a una mujer ha encontrado bondad…

(Proverbios 18:20-21)

El Talmud emplea el versículo “Él que ha encontrado a una mujer ha encontrado bondad” para describir a un buen matrimonio. Interesantemente, el versículo anterior en Proverbios nos enseña que nuestro poder del habla posee las llaves de la vida y la muerte. Esta yuxtaposición enfatiza el rol crucial de la lengua y la comunicación como la base para un buen matrimonio.

Tener buena comunicación no siempre resulta fácil, pero es una habilidad que se puede aprender. Como la mayoría de las habilidades, se mejora con la práctica. Los siguientes consejos prácticos siguientes son los primeros pasos básicos presentados en la mayoría de los escritos profesionales en esta área.

Escucha. No tiene mucho sentido hablar si ninguno de los dos está oyendo. Si tu cónyuge necesita hablarte, intenta detener lo que estabas haciendo y bríndale total atención a la conversación. Enfócate en lo que él o ella te esta diciendo e intenta entenderlo. Si es un mal momento, puedes indicarlo y sugerirle otro momento en el que estarás disponible para escuchar.

Por supuesto, esto no significa que no puedes conversar con el otro mientras estás haciendo cualquier otra cosa (lavando los platos, manejando, etc.). Tan sólo asegúrate de dejar un tiempo aparte para sentarse, disfrutar de su mutua compañía, y hablar y escucharse sin distracciones.

Claridad. No asumas saber lo que tu pareja está pensando – pregúntale. Y no hagas que él o ella tenga que adivinar lo que tú estás pensando – afírmalo claramente. Mientras que hay una tendencia común de pensar “Si él/ella me ama ella/él debería saber”, esto es un montaje para problemas. El amor no es telepatía. Es la buena iniciativa por descubrir la verdad.

Sensibilidad. Piensa antes de hablar. ¿Cómo tenderá a responder tu pareja a lo que estás diciendo? Intenta iniciar las conversaciones en una nota positiva.

Expresa tus necesidades en lugar de acusar. El mejor modo de hacer esto es expresando tu pedido de manera positiva.

  • Positivo: “Podrías, por favor, llamarme si se te hace tarde – me puedo planificar mejor si sé cuándo esperarte.”
  • Negativo: “¡Eres tan descosiderado! Te estuve esperando por una hora y no tenía idea dónde estabas. ¡Por qué no podías, tan sólo, llamarme!”

Es más probable que el primer enfoque origine unas disculpas y tal vez hasta un cambio en el comportamiento. Funcionaría aún mejor si esperas hasta que ya no te sientes tenso y enojado y estás listo para discutir el asunto de manera calmada y constructiva. El segundo enfoque tiende a evocar una reacción defensiva y encender un ciclo de culpas y conflictos.

La reproducción de los contenidos de este curso, para otra cosa que no sea uso personal, está prohibida por la ley judía y por la ley secular.

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